Salimos…en realidad nos quedamos, pero no quietos. De un día
para otro la escuela inmersa en una situación desconocida, una realidad que se
presentó sin pedir permiso a ningún documento educativo.
¿y yo?, ¿y me sentir docente? Me pregunté: ¿qué hago?,
¿cómo?, ¿por dónde empiezo? Estaba con la escuela, juntas a la par, por
comenzar un recorrido con mucho desconocimiento.
Me sentí desorientada, complicada, frustrada, fui a buscar
un G.P.S, tenía que diseñar una nueva línea de ruta para mi destino de viaje:
los alumnos y alumnas.
Adaptación al cambio fue lo primero que puse en el auto,
preocupaciones (prácticamente no conocía a mis alumnos ya que habíamos
compartido pocos días de clase), y esfuerzo para elaborar las propuestas y las
estrategias destinadas a los contenidos y a reforzar el vínculo entre la
escuela, docente, familias, inclusión escolar.
Salí… la no presencialidad me enfrentó a la necesidad de
actualizarme en el uso de las tecnologías. Tuve que aprender temas nuevos. Me
veo utilizando las herramientas hoy, de una manera más eficiente como pedagoga
y alumna. Dos roles. Sé que los puedo asumir de manera conjunta. Voy bien.
Sigo.
Amplié mi vocabulario, integro palabras que aunque suenen
repetitivas mantienen la continuidad del trabajo: formato papel, foto, celular ,correo
electrónico, blog escolar, Edmodo, videoconferencias.
Sorteo obstáculos escolares y personales que surgen de la
reflexión. Me detengo un momento, a tomar un café, un mate. Modifico ,
reorganizo, adapto, el formato virtual. Tengo presente el contexto social, las
desigualdades socio-económicas de las familias, alumnos que aún no han
respondido. Me desanimo pero no caigo, me tiende una mano el foco de seguir
manteniendo el vínculo, es clave para poder avanzar, vínculo docente-alumno por
todos los medios de comunicación posibles. Mis colegas están conmigo. No estoy
sola. La escuela está conmigo. La Conducción está conmigo. Las familias están
conmigo. Estamos en el mismo viaje, en autos distintos, mismo destino.
Son estímulos presentes que me dan fuerza frente a alguna
mala noticia, a la desventaja que trae este aislamiento.
No olvido el G.P.S, recalculando dice en estos momentos.
Vuelvo a pensar hacia dónde voy. No sé cuánto tardaré en llegar, perdí noción
del tiempo, cambiaron mis horarios, recibo mensajes veinticuatro horas de lunes
a lunes, no recuerdo los feriados, dónde quedó el antes tan ansiado fin de
semana.
Sigo. Sé que voy bien. Recibo carteles referentes como
motivación: agradecimiento de las familias por mi compromiso, una sonrisa o
mirada cómplice que vi a través de la pantalla. Este es mi trabajo ahora lo
entendí: conexión virtual. Intento no abrumarme con las exigencias de las
prácticas docentes en esta época extraordinaria. Es mi cuarentena, pero también
sé que se viven otras cuarentenas.
Me detengo otra vez, otro espacio reflexivo, como un
chocolate, una galletita. Estoy orgullosa de ser maestra, extraño el “aula en
vivo”, ¿Qué cuándo volvemos?...no lo sé; será cuando el protocolo gubernamental
lo disponga…mientras tanto sigo en viaje; estoy en el aula virtual dando lo
mejor de mí.
Mariana Calas
Maestra Secretaria (Escuela 12 DE.9)
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